No nos cuesta mucho enlazar con el track tras atravesar el
río Tera e iniciamos el día entonados y con fruición. El día se presenta
soleado, estamos descansados y alegres y pedaleamos por un espeso bosque de
altos chopos. En algún momento la senda se estrecha bastante y es necesario ir
alerta por la presencia de tocones que obstaculizan el paso. Adelantamos a un
nutrido grupo de peregrinos y al rato alcanzamos Calzadilla de Tera en donde
otro grupo de excursionistas andan animadamente por el margen de un canal que
bordearemos hasta Olleros de Tera.
En el Reguero de las Mondas una flecha nos marca hacia la
izquierda sacándonos del track original. Decidimos en éste caso hacer caso de
la flecha, pues la primera opción discurre por un senda frondosa por donde
tenemos dudas de que sea posible la ciclabilidad. A 2 Km. y medio alcanzamos el
embalse de Nuestra Señora de Agavanzal. La pista va bordeando la cara norte del
embalse y las vistas son espectaculares. Nos cruzamos con un par de
excursionistas y al poco atravesamos Villar de Farfón. El perfil de la jornada
nos indica que subiremos progresivamente hasta pasado Palacios de Sanabria,
descendiendo algo hasta Puebla de Sanabría,
para volver a ascender hasta el que será nuestro destino de hoy,
Requejo.
El
llamado Camino Villar de Farfón nos llevará hasta el río Negro llamado así por
su color derivado de las algas que pueblan el fondo. Atravesamos Rionegro del
Puente y tras cruzar la A-52, enlazaremos con el Cordel de Benavente o
Sanabrés. En éste tramo, encontramos amplias zonas anegadas que nos obligar
repetidamente a empujar de la bici, zigzagueando el camino para evitar en lo
posible el embebimiento. A mi estos tramos con agua y verdor, en mitad de la
dehesa, me gustan, pese a que soy consciente del sobreesfuerzo que se requiere
para franquearlos.
El
Cordel nos llevará hasta la misma N-525 en donde pasada una gasolinera, un bar
de carretera nos permitirá disfrutar de un par de cafés. Javi se engancha al
móvil y aprovecho para acercarme a la gasolinera y darle un manguerazo a la
bici. El dependiente que la regenta, no parece muy contento con mi idea de
utilizar la manguera, aduciendo que le voy a ensuciar su “feudo”. Joder…es una
gasolinera y ya me dirán ustedes el barro que se podría desprender de una bici.
En fin, ante la actitud del joven, Javi desiste de limpiar la suya y tras
terminar los cafés, proseguimos la marcha.
Nos
espera Mombuey y tras cruzar de nuevo la autovía, nos desviamos por un aviso de
“desvío provisional por obras” y nos dirigimos hacia Valdemirilla, Cemadilla,
San Salvador de Palazuelo, Entrepeñas y Asturianos. Antes de alcanzar Palacios
de Sanabria, volveremos a pedalear por el Cordel, por otro tramo con abundante
agua aunque en ésta ocasión franqueado por vallas de roca y álamos, y con un
piso mezcla de hierba, barro y piedras. El Camino nos lleva por Remesal, en
donde se produjo el famoso encuentro entre Fernando el Católico y Felipe el
Hermoso en el 1.506, y proseguiremos hasta Otero de Sanabria. En Otero un
peregrino con aspecto de extranjero y con un rictus en el rostro, nos hará una
foto y nos preguntará qué cuánto nos consta que puede quedar hasta Puebla de
Sanabria. Le comentamos que alrededor de 5 Km.; el hombre empieza a farfullar,
negando con la cabeza entre medio riendo y medio maldiciendo y se le oye
utilizar la palabra taxi. El hombre está exhausto y tiene la cara achicharrada.
Son las dos y media de la tarde y hace un calor de justicia. No está por la
labor de seguir pateando…
Seguimos
adelante y cruzamos Triufé. Ya se avista Puebla de Sanabria y queda decidir en
donde pasamos la noche. Atravesamos el río Tera y seguimos por nuestra
izquierda por una pendiente, hasta pararnos en un bar. Nos da remordimiento no
pernoctar en tan bello municipio pero desafortunadamente jugamos con el factor
tiempo y el sentido común nos dice que debemos ganarle algunos Km. más a la
jornada de hoy.
El
plan previo era llegar hasta Padornelo pero estamos cansados y la idea de tener
que coronar el puerto nos parece una locura. Preguntamos al camarero del bar
quien nos dice que Requejo, probablemente dispone de alojamiento. De nuevo, una
llamada a información nos proporciona un número de teléfono al que llamamos, y
un Sr. muy amable nos confirma la existencia de habitaciones libres. Hay alrededor
de 11 Km. hasta Requejo y tras apurar la bebida, decidimos proseguir la marcha.
La N-525 nos lleva al mencionado pueblo con lo que desistimos del track y nos
lanzamos por la carretera. Javi tiene muchas ganas de llegar y pone el turbo y
le pierdo de vista. A mí, estos últimos Km. se me hacen interminables e
infinitamente agotadores. Además, aunque progresivos, son todos de subida y
para más INRI, tenemos un fuerte viento en contra. Por fin, se ve el pueblo.
Incluso paro un momento para hacer una foto a la iglesia que está justo a la
entrada de Requejo y adelante me topo con un Javi sonriente y feliz por haber
llegado a destino. Al lado del hostal hay un restaurante-bar bastante asequible
en donde almorzaremos y cenaremos muy dignamente.
Somos
los únicos en el hostal y dejamos las bicis en un salón comedor temporalmente
cerrado. Le proponemos a la Sra. una colada improvisada y no nos pone pega
alguna. Además con el buen tiempo que hace, la ropa se secará rápidamente. Tras
almorzar y mi siestecita de rigor, me acerco hasta una farmacia para comprar
glucosa y me entretengo en fotografiar la Ermita de la Virgen Morena de
Guadalupe. Doy un salto al albergue, que está contiguo al hostal, y sello la
credencial. Entre pitos y flautas, será el Camino en el que menos sellos
estampados me he llevado de recuerdo.
No
hay mucho que hacer con lo que pasamos la tarde descansando mientras tomamos
algo fuera del bar aunque al atardecer decidimos meternos dentro porque empieza
a refrescar. Me inquieta el tema del calendario. Javi tiene que estar
inapelablemente en Córdoba el día 18, con lo que mi idea original de darme un
día de margen parece descartarse. Y sospecho que lo que nos queda no es moco de
pavo. Ya no se trata solamente del perfil, sino del tipo de terreno que vamos a
encontrar, la climatología, el estado físico y mental que tengamos…
Pego
un telefonazo a mi paisano y bicigrino Abuelomateo, amplio conocedor del Camino
y con quien he estado en contacto permanente desde que salí de Mérida. Está en
Orense y es claro y directo: “Tira por carretera hasta A Gudiña y allí te
desvías”. Me indica que un buen sitio para pasar la noche es Campobecerros pero
por tema de tiempo preferimos adelantar algo más e intentar acortar en todo
caso la etapa de llegada a Compostela. Cenamos caliente y antes de irnos al
hostal, el camarero y un señor en la barra nos dan una idea de lo que nos vamos
a encontrar en la jornada de mañana. En resumen, salir desde Requejo y alcanzar
de una tacada la Alberguería, les parece una barbaridad, con lo que con
franqueza, me voy a la cama algo desalentado y preocupado por el factor tiempo.
Ya se verá.
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