Nada
más encontrarnos en la cafetería del hostal Javi me comenta: “Bueno…esto ya
está hecho”. Y le respondo: “Si, pero no olvides que hasta el rabo, todo es
toro”. Aun recuerdo la última jornada desde Palas de Rei en donde para mi
sorpresa, había que seguir superando alguna cuestecita que otra, especialmente
en los kilómetros previos a Monte Do
Gozo. Y aunque el hostelero nos anima indicándonos que hasta Compostela,”todo
es cuesta abajo”, por experiencia, no me fío ni un pelo. Parece lógico pensar
que la nacional se acomodará al trazado más sencillo pero esto no será
necesaria garantía de que el Camino discurra con características similares. Y
de hecho, así será. Aunque la mayor parte del tiempo nos ceñiremos al plan previo,
habrá un par de ocasiones en que seguiremos por la N-525 por comodidad y por
asegurarnos una hora de llegada acorde a nuestros deseos. Pero obviamente, esta
decisión no la tomaremos hasta un buen rato, ya avanzada la jornada, cuando
comenzemos a percibir que ésta última etapa no estará exenta de dificultad.
El
GPS nos anuncia que el sitio óptimo para enlazar con el plan previo, será en A
Laxe. Al poco dejaremos a la derecha Vilasoa y hacia el oeste atravesaremos
Bendorio y Prado e iremos bajando por restos
de la calzada romana hasta el Puente Taboada sobre el Río Deza. Desde aquí
comenzaremos a subir durante 2 Km. y medio hasta el Polígono Industrial de
Silleda. Tras una bajada de unos 500 metros deberemos volver a subir por tramos
de calzada legamosos y con abundante maleza a ambos lados. Lo franqueamos
casi todo el tiempo andando para evitar ensuciarnos en lo posible del lodo
oscuro y maloliente. En la propia Silleda, alcanzaremos la cota más alta del
día. Pasado Chapa, volvemos a enlazar con el trazado original y haremos una
parada en Bandeira para tomar café.
Vamos
avanzando y hacemos una foto a la ermita de Dornelas en donde un grupo de
peregrinos descansan mientras se alimentan. Buen Camino…buen Camino.
Aunque
desde Silleda el perfil general es de bajada, hay mucha pequeña cuesta que nos
mina y que añade más cansancio al que ya arrastramos acumulado.
Una
fuerte bajada nos espera hasta Puente Ulla. Cerca de Prado, haremos
divertidos una parada para fotografiarme junto a una señal que reza el "Túnel
de Curro".
De
nuevo toca subir y atravesamos Monreal. Aquí decidimos hacer un tramo por la
N-525 aunque tras un rato circulando por la carretera, no nos gusta el cariz que
toma el asunto: No hay demasiado tráfico pero los pocos coches que pasan lo
hacen a toda leche...Empero, hay igualmente constantes subidas y bajadas que en
poco nos ayudan a minimizar el cansancio. Pasaremos próximos a Ribadulla,
Guimaráns, Castrelo, Cimbraos y Picón; y en Listedo, abandonaremos la
carretera para adentrarnos de nuevo por el antiguo trazado. Al menos, nos
quitamos la paranoia del tráfico que lógicamente va aumentando con la
aproximación a Compostela. Hasta la ciudad, será una sucesión de duras subidas
y no tanto las bajadas. Javier me comenta que ha visto una señal en la
carretera en donde se indica 7 Km. hasta Santiago pero no me cuadra con lo que
indica el procesador de trayecto del GPS. No le quiero desesperanzar pero el artefacto me indica casi el doble.
Y
así vamos avanzando con muchas ganas de alcanzar nuestro destino. Al fondo se
ven bastantes casas y Javier vuelve a interpretar que lo que se ve al fondo es
Santiago. Se lo desmiento. Aunque es la primera vez que accedo a la ciudad del
apóstol por el sur, tengo perfectamente guardado en mi retina el aspecto de la ciudad.
Las rampas continúan hasta prácticamente el final y mi compañero comenta: “Vaya
tela, nos van a putear hasta el final”. Tras atravesar la Avda. Lugo y para
rematar la faena, nos espera otra fuerte pendiente por la Rua do Sar.
A la
altura del Convento de las Madres Mercedarias hay muchos coches de policía y
les preguntamos a uno de los polis, si hay algún problema. Al parecer hay una
manifestación. Nos dirigimos sin más preámbulos hacia la catedral. La Plaza de
Quintana está intrasitable. Nos dirigimos al Obradoiro y tras darnos un fuerte
abrazo y hacernos las fotos de rigor, damos por finalizada la peregrinación.
A modo de Epílogo añadiré lo que acontecerá en las
siguientes horas a nuestra llegada al Obradoiro, por ser sumamente anecdótico.
A saber: Nuestra idea es dirigirnos por nuestra cuenta a las instalaciones de
la empresa de transporte elegida y supervisar el embalaje de las bicicletas.
Hasta he tenido la precaución de portar un track que nos lleve si problemas
desde la Catedral hasta dichas instalaciones. Son 5 Km. y aunque estamos
cansados, sabemos que constituye el último esfuerzo del día. Hemos llegado a
muy buena hora con lo que disponemos de tiempo para dejar las bicicletas,
obtener la Compostela, ducharnos y almorzar como es debido, amén de tras un
breve descanso, visitar la Catedral y abrazar al Santo.
Nada
más llegar al Obradoiro, un joven muy amable, nos ofrecerá un servicio de
transporte de bicicletas. Se lo agradecemos tras informarle de que ya lo hemos
previsto pero tenemos la precaución de guardarnos el folleto publicitario que
no entrega.
Sin
demora, nos dirigimos a las instalaciones sitas en el Polígono Industrial de
Tambre.
Nuestra sorpresa es que al llegar a destino, nos encontramos con una nave vacía. No
vemos gente por los alrededores a quien preguntar pero parece plausible, que al
ser mediodía, la gente esté almorzando. Por fin vemos a un Sr. que no insta a
adelantarnos hasta la gasolinera en donde encontraremos la empresa de
transporte que buscamos. Pero para nuestro asombro, la empresa está cerrada. De
hecho la gasolinera también está cerrada y todo parece estar muerto. Aparece
una señora en un coche para cargar combustible pero al ver todo cerrado,
desiste. Aprovechamos para preguntarle. Cual es nuestra sorpresa cuando nos
dice que hoy es fiesta en Santiago. No teníamos ni idea. Resulta que es la fiesta
de la Ascensión y eso explica tanto ambiente por los alrededores de la Catedral
y lo desértico del polígono. Nos quedamos con cara de idiotas. Nos encontramos
en medio del polígono vestidos de romanos, cansados y si saber que hacer con la
bicicletas. Escarbo por mis bolsillos y encuentro el folleto que nos dieron en
el Obradoiro. Llamamos y le explicamos la situación y sin problemas se ofrecen
a personarse en el mismo Polígono para recoger las bicicletas, en un plazo de
media hora. Respiramos tranquilos y allí mismo arropados por los laterales de
un lavacoches, nos mudamos de ropa, cogemos los necesario para el viaje de
vuelta y preparamos las alforjas. Pasa rápido el tiempo y aparece una
furgoneta. Nos atiende Javier de Galipita, muy comunicativo y hablador y tras
una llamada de teléfono, me pasa con Tomás (bicigrino) quien tras saludarnos,
me da buenas referencias de Javier. Dice que me conoce pero lo dudo, salvo que
sea asiduo del foro bicigrino. El empresario transportista se ofrece a
llevarnos hasta la Oficina de Atención al Peregrino en donde sellaremos la
credencial y obtendremos la Compostela. Nos queda dirigirnos al hotel,
ducharnos, comer algo, descansar un rato y visitar la Catedral y abrazar el
Santo. Mañana de vuelta a casa, cada uno por su lado y hasta la próxima. Ha
sido una experiencia formidable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario