"Del suelo broté saludando a la tierra con tal grito, que nunca se había oído a un hombre que había muerto y vive de nuevo. Abracé los troncos de los árboles enloquecido como un auténtico poseso, levanté mis trémulos brazos hacia lo alto...y mi risa se proyectó hacia los cielos".(Edna St. Vincent Millay).

domingo, 3 de junio de 2012

Día 17 de mayo de 2.012-Lalín-Santiago de Compostela (texto)


Nada más encontrarnos en la cafetería del hostal Javi me comenta: “Bueno…esto ya está hecho”. Y le respondo: “Si, pero no olvides que hasta el rabo, todo es toro”. Aun recuerdo la última jornada desde Palas de Rei en donde para mi sorpresa, había que seguir superando alguna cuestecita que otra, especialmente en  los kilómetros previos a Monte Do Gozo. Y aunque el hostelero nos anima indicándonos que hasta Compostela,”todo es cuesta abajo”, por experiencia, no me fío ni un pelo. Parece lógico pensar que la nacional se acomodará al trazado más sencillo pero esto no será necesaria garantía de que el Camino discurra con características similares. Y de hecho, así será. Aunque la mayor parte del tiempo nos ceñiremos al plan previo, habrá un par de ocasiones en que seguiremos por la N-525 por comodidad y por asegurarnos una hora de llegada acorde a nuestros deseos. Pero obviamente, esta decisión no la tomaremos hasta un buen rato, ya avanzada la jornada, cuando comenzemos a percibir que ésta última etapa no estará exenta de dificultad.
El GPS nos anuncia que el sitio óptimo para enlazar con el plan previo, será en A Laxe. Al poco dejaremos a la derecha Vilasoa y hacia el oeste atravesaremos Bendorio y  Prado e iremos bajando por restos de la calzada romana hasta el Puente Taboada sobre el Río Deza. Desde aquí comenzaremos a subir durante 2 Km. y medio hasta el Polígono Industrial de Silleda. Tras una bajada de unos 500 metros deberemos volver a subir por tramos de calzada legamosos y con abundante maleza a ambos lados. Lo franqueamos casi todo el tiempo andando para evitar ensuciarnos en lo posible del lodo oscuro y maloliente. En la propia Silleda, alcanzaremos la cota más alta del día. Pasado Chapa, volvemos a enlazar con el trazado original y haremos una parada en Bandeira para tomar café.
Vamos avanzando y hacemos una foto a la ermita de Dornelas en donde un grupo de peregrinos descansan mientras se alimentan. Buen Camino…buen Camino.
Aunque desde Silleda el perfil general es de bajada, hay mucha pequeña cuesta que nos mina y que añade más cansancio al que ya arrastramos acumulado.
Una fuerte bajada nos espera hasta Puente Ulla. Cerca de Prado, haremos divertidos una parada para fotografiarme junto a una señal que reza el "Túnel de Curro".
De nuevo toca subir y atravesamos Monreal. Aquí decidimos hacer un tramo por la N-525 aunque tras un rato circulando por la carretera, no nos gusta el cariz que toma el asunto: No hay demasiado tráfico pero los pocos coches que pasan lo hacen a toda leche...Empero, hay igualmente constantes subidas y bajadas que en poco nos ayudan a minimizar el cansancio. Pasaremos próximos a Ribadulla, Guimaráns, Castrelo, Cimbraos y Picón; y en Listedo, abandonaremos la carretera para adentrarnos de nuevo por el antiguo trazado. Al menos, nos quitamos la paranoia del tráfico que lógicamente va aumentando con la aproximación a Compostela. Hasta la ciudad, será una sucesión de duras subidas y no tanto las bajadas. Javier me comenta que ha visto una señal en la carretera en donde se indica 7 Km. hasta Santiago pero no me cuadra con lo que indica el procesador de trayecto del GPS. No le quiero desesperanzar  pero el artefacto me indica casi el doble.
Y así vamos avanzando con muchas ganas de alcanzar nuestro destino. Al fondo se ven bastantes casas y Javier vuelve a interpretar que lo que se ve al fondo es Santiago. Se lo desmiento. Aunque es la primera vez que accedo a la ciudad del apóstol por el sur, tengo perfectamente guardado en mi retina el aspecto de la ciudad. Las rampas continúan hasta prácticamente el final y mi compañero comenta: “Vaya tela, nos van a putear hasta el final”. Tras atravesar la Avda. Lugo y para rematar la faena, nos espera otra fuerte pendiente por la Rua do Sar.
A la altura del Convento de las Madres Mercedarias hay muchos coches de policía y les preguntamos a uno de los polis, si hay algún problema. Al parecer hay una manifestación. Nos dirigimos sin más preámbulos hacia la catedral. La Plaza de Quintana está intrasitable. Nos dirigimos al Obradoiro y tras darnos un fuerte abrazo y hacernos las fotos de rigor, damos por finalizada la peregrinación.

A modo de Epílogo añadiré lo que acontecerá en las siguientes horas a nuestra llegada al Obradoiro, por ser sumamente anecdótico. A saber: Nuestra idea es dirigirnos por nuestra cuenta a las instalaciones de la empresa de transporte elegida y supervisar el embalaje de las bicicletas. Hasta he tenido la precaución de portar un track que nos lleve si problemas desde la Catedral hasta dichas instalaciones. Son 5 Km. y aunque estamos cansados, sabemos que constituye el último esfuerzo del día. Hemos llegado a muy buena hora con lo que disponemos de tiempo para dejar las bicicletas, obtener la Compostela, ducharnos y almorzar como es debido, amén de tras un breve descanso, visitar la Catedral y abrazar al Santo.
Nada más llegar al Obradoiro, un joven muy amable, nos ofrecerá un servicio de transporte de bicicletas. Se lo agradecemos tras informarle de que ya lo hemos previsto pero tenemos la precaución de guardarnos el folleto publicitario que no entrega.
Sin demora, nos dirigimos a las instalaciones sitas en el Polígono Industrial de Tambre.
Nuestra sorpresa es que al llegar a destino, nos encontramos con una nave vacía. No vemos gente por los alrededores a quien preguntar pero parece plausible, que al ser mediodía, la gente esté almorzando. Por fin vemos a un Sr. que no insta a adelantarnos hasta la gasolinera en donde encontraremos la empresa de transporte que buscamos. Pero para nuestro asombro, la empresa está cerrada. De hecho la gasolinera también está cerrada y todo parece estar muerto. Aparece una señora en un coche para cargar combustible pero al ver todo cerrado, desiste. Aprovechamos para preguntarle. Cual es nuestra sorpresa cuando nos dice que hoy es fiesta en Santiago. No teníamos ni idea. Resulta que es la fiesta de la Ascensión y eso explica tanto ambiente por los alrededores de la Catedral y lo desértico del polígono. Nos quedamos con cara de idiotas. Nos encontramos en medio del polígono vestidos de romanos, cansados y si saber que hacer con la bicicletas. Escarbo por mis bolsillos y encuentro el folleto que nos dieron en el Obradoiro. Llamamos y le explicamos la situación y sin problemas se ofrecen a personarse en el mismo Polígono para recoger las bicicletas, en un plazo de media hora. Respiramos tranquilos y allí mismo arropados por los laterales de un lavacoches, nos mudamos de ropa, cogemos los necesario para el viaje de vuelta y preparamos las alforjas. Pasa rápido el tiempo y aparece una furgoneta. Nos atiende Javier de Galipita, muy comunicativo y hablador y tras una llamada de teléfono, me pasa con Tomás (bicigrino) quien tras saludarnos, me da buenas referencias de Javier. Dice que me conoce pero lo dudo, salvo que sea asiduo del foro bicigrino. El empresario transportista se ofrece a llevarnos hasta la Oficina de Atención al Peregrino en donde sellaremos la credencial y obtendremos la Compostela. Nos queda dirigirnos al hotel, ducharnos, comer algo, descansar un rato y visitar la Catedral y abrazar el Santo. Mañana de vuelta a casa, cada uno por su lado y hasta la próxima. Ha sido una experiencia formidable.

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