"Del suelo broté saludando a la tierra con tal grito, que nunca se había oído a un hombre que había muerto y vive de nuevo. Abracé los troncos de los árboles enloquecido como un auténtico poseso, levanté mis trémulos brazos hacia lo alto...y mi risa se proyectó hacia los cielos".(Edna St. Vincent Millay).

martes, 22 de mayo de 2012

Día 10 de mayo de 2.012-Carcaboso-Calzada de Béjar (texto)


Nuevo día. Sobre el papel y según la Guía, afrontamos una de las etapas difíciles. Nos despedimos de Doña Elena quien nos insta a seguir el Camino por Valdeobispo. Esta opción añade 4 Km. al plan previo aunque esto no lo sé hasta ahora cuando comparo ambos tracks.  Aun tengo la duda de cual de ambas opciones es la estrictamente correcta. De acuerdo con la información extraída de Wikipedia y bajo el epígrafe "Poblaciones de la Ruta Principal; Trazado de la Ruta del Camino de Santiago de la Plata", lo correcto es la opción de Valdeobispo. Sin embargo, la Calzada Romana, propiamente dicha, se ciñe al track original. Según deduzco de algunas imágenes analizadas a posteriori, dicha opción es perfectamente ciclable y sin que en apariencia, represente una dificultad fuera de lo normal. Sea cual sea la opción que escojáis puedo afirmar que el tramo de Valdeobispo a través de la Cañada Real Soriana Occidental es muy bonita y el Camino discurre por una Ctra. con buen piso, sin tráfico y entre bellos parajes.
Desde Carcaboso se comienza a subir progresivamente durante 12 Km. La próxima referencia es Venta Quemada aunque se deja a la derecha y llegamos a Caparra. Una parada para hacer fotos y estirar. Javi aprovecha el receso para hablar con el móvil y al rato nos ponemos de nuevo en marcha. El camino de tierra va paralelo a la pista  y no nos complicamos la vida. Vamos a un peregrino andando cansinamente. No circula coche alguno. Además en un pequeño tramo que hemos hecho por tierra, es necesario superar algún escalón que te rompe el compás. Hasta el cruce de la A-66 planeamos a buen ritmo. Al fondo a la derecha se puede ver la nieve en la Sierra de Béjar que desde la etapa anterior hemos visto acercarse lentamente. Nos despistamos algo. Es obvio que las obras de la autovía distorsionan el track. Avanzamos, retrocedemos, avanzamos. Hay que pasar por debajo de la autovía pero la única opción es vadear un riachuelo con bastante caudal. Volvemos sobre nuestros pasos para encontrar una alternativa. Nada, hay que cruzar el riachuelo. Se ve muy pedregoso y lo suficientemente ancho cómo para atravesarlo sin el riesgo de una caída con alforjas, bicicleta y ciclista (yo ya cumplí en el Francés, entre Orreaga e Iruña, je,je,je). Nos quitamos los zapatos y calcetines y a duras penas lo atravesamos por entre los pedruscos. El agua está helada. Ya en la otra orilla, nos volvemos a calzar tranquilamente. Hay que sacar una foto de recuerdo.
Se pueden ver los pueblos en la falda de la montaña a nuestra derecha: Casas del Monte, Segura de Toro, Hervas…
A partir de ahora todo el perfil será de subida hasta el Puerto de Béjar. Vamos pedaleando alegremente. Hay mucha agua pero siendo del sur, nos agrada. Las bicicletas hacen más ruido que un cacharrito feria. Necesitan urgentemente un manguerazo y un poco de aceite. A mí en particular, parecen venirme del eje del pedalier y en ocasiones del freno delantero. Sin apenas darnos cuenta, ya estamos en Aldeanueva del Camino. Paramos en una tienda que tiene de todo, y compramos isotónica. La joven que regenta la tienda es muy simpática y tiene ganas de hablar. Le pregunto que cómo está el panorama hasta el Puerto de Béjar y me comenta: ¡¡¡Bahhh...son 10 minutos en coche!!!...No te jode….en coche.
Javi se para en un bar cercano y pide un par de cafés. El camarero charla alegremente con nosotros y nos imprime en las credenciales un gran y bonito sello. Un Sr. se nos aproxima y nos comenta que ha salido en bicicleta y que ha hecho no sé cuántos Km. pero que hace calor. Coño, la gente de este pueblo es muy simpática. Con el tiempo tan malo que ha hecho, un día tan soleado pone de buen humor a todo quisqui. Cierto, el sol aprieta y pese al factor 50, estamos achicharrados.
Proseguimos con la intención de alcanzar Baños de Montemayor y desde allí hacer la pertinente gestión sobre el hospedaje en Calzada de Béjar. La siguiente opción sería continuar hasta Valdelacasa pero sería meterse en el cuerpo 13 Km. más y además de subida. A mi este tramo entre, Aldeanueva y Baños, se me hace un poco pesado. Ya me empiezo notar cansado y con ganas de coronar el Puerto y descansar. Por delante observamos que un bicigrino pedalea y le alcanzamos justo a la entrada de Baños. Javier intercambia algunas palabras con él y le indica que tiene intención de proseguir hasta Calzada de Béjar. Junto al monumento al Camino en donde se indican los 569 Km. que faltan para Compostela, llamamos al albergue Alba y Soraya. El ama nos confirma que dispone de una casa completa para nosotros. Fantástico. Optamos por subir por la Ctra.
Javier pone el turbo y lo pierdo de vista hasta pasada la primera curva en donde me espera. Prefiero seguir y no enfriar. Vuelve a poner el turbo y ya me lo encontraré al coronar el Puerto, en la gasolinera, donde me espera con una sonrisa y me pregunta que qué me apetece beber. Me trinco una lata de isotónica del tirón, entro en la tienda y compro una lata pequeña de lubricante (no para mi ¡¡joder!!! sino para la bici, aunque quizás lo necesite yo más). El chico de la gasolinera intenta venderme un bote más grande aduciendo el precio relativamente más barato pero le indicamos que no necesitamos tanto y que supone peso y espacio. Javi le pregunta a su compañero sobre lo que nos resta de jornada y nos dice: “Os queda 5 de bajada, 3 llanos y 1 de subida.” Proseguimos y pocos metros adelante vemos un cartel que nos anuncia un sitio para el sellado de la credencial. Le propongo a Javi hacernos una par de birras ya que está en un sitio pintoresco en que una señora, muy amable, de cierta edad y más sorda que una tapia, nos charla alegremente.
Ultimo esfuerzo del día. La bajada es magnífica y serpentea por medio de un verdoso bosque con abundante frescor. Javi se tira pero yo me planteo la bajada en plan tranquilo. El suelo es arenoso, la pendiente es importante y prefiero disfrutar del entorno.
Paro para hacer algunas fotos. Suena el móvil pero no hago ni caso. Al encontrarme con mi compañero me indica que ha sido él quien ha llamado, intrigado por mi tardanza, preocupado por que me hubiera caído o pasado algo. La pendiente acaba al atravesar un puente sobre el Arroyo Peñas Gordas. Ya nos queda poquito. El último Km. consiste en una fuerte pendiente  sobre un suelo pedregoso. Adelantamos a un par de peregrinas que se baten el cobre por la cuestecita. “Buen Camino…buen camino y usted que lo vea”. Por fin alcanzamos el albergue. El ama se llama Manuela, tiene un humor excelente y nos cuenta que el nombre del albergue es por sus dos hijas. Bromea constantemente y nos emplaza a la casa en donde nos alojaremos. El pueblo tiene 20 habitantes y se cae a pedazos. Justo enfrente de la casa, está el único bar del pueblo en donde nos comeremos cada uno, un bocadillo de chorizo y queso, de medio metro, regado con sendas cervezas frías.
Tras una breve siesta aprovechamos el patio de la casa que dispone de manguera para dar un buen repaso  a las bicis. Saco la llave de radios por si hubiera algún radio flojo tras tanto traqueteo. Sorpresa…Javi ha partido un radio. Haciendo memoria, dice que cuando se lanzó desde el Puerto, hubo un momento que oyó un clic clang en la rueda trasera.  Para haberse matado. Uno de los enganches de las alforjas se había enganchado en un radio y lo había partido. No había manera de recolocarlo y optamos por sacarlo definitivamente.
Nos pasamos la tarde entre la casa y el bar, picando un poco de esto y un poco de aquello. Cierra a las 21:00 y hay que aprovechar. Damos un breve paseo por el pueblo (que tarda en recorrerse 3 minutos) y nos acercamos al albergue para sellar y para pillar algo de bebida. Están sirviendo la cena a los peregrinos y observamos 3 bicicletas más. Uno es de un pueblo de Cáceres con el que coincidiremos a la entrada de Salamanca y con los otros dos coincidiremos en Zamora. Javi le comenta a Manuela que no sabe hacer funcionar la tele y tras conversar también con su marido, decide acercarse en un momento a la casa para hacerla funcionar. Se mueve por el pueblo en bicicleta.
Vamos a tomarnos la espuela al bar antes de que cierren y para la cama. Mañana Salamanca.        

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